Constructos y confinamientos nos han mantenido en cajas estructuradas e incómodas por mucho tiempo. Lo opuesto a lo que pedimos en esta nueva era de autenticidad. Más allá de los temas típicos de género y estilo de vida, estas restricciones se han aplicado a las percepciones que los otros también tienen de los materiales, el color y las siluetas.  

En FLUIDO, buscamos la flexibilidad para cambiar nuestra narrativa personal, priorizando cosas como el movimiento, las superficies meditativas y el desempeño mejorado, reenmarcando lo que significa ser fuerte o relajado. FLUIDO no es ser una cosa u otra; es permitirnos una clara transición a ser lo que necesitamos en cada momento y ocasión. También aprendemos mejor a recontextualizar palabras como «femenino» y lo que significa ser una mujer, para expandir lo que somos y necesitamos.    

La libertad nos presenta una transformación refrescante no solo en ligereza sino en ingravidez, cambiando los roles estilísticos y también estando íntimamente comprometidos con la naturaleza, que sigue sanándonos mientras más nos involucramos en su vitalidad y su nutrición. En esta estética de diseño buscamos la alegría del flujo del universo y nos permitimos estar abiertos a la conductividad de una era menos esforzada y más genuina del diseño.